Pedro Sánchez y Pablo Iglesias reunidos en Moncloa en una imagen de archivo.
El Ejecutivo de Sánchez debe abordar en los próximos Presupuestos un recorte de nada menos que 16.000 millones de euros. Y es que Bruselas no acepta el objetivo de 1,8% de déficit que quiere el Gobierno y ha obligado a España a abordar una reducción hasta el 1,3% en 2019.
Pedro Sánchez necesita a sus socios, entre ellos a Podemos. Y la respuesta que ha recibido de los podemitas ha sido una que no le gustará nada escuchar a Bruselas: que se incumpla la exigencia de recortar esa cifra. Hay que recordar que España sigue dentro del sistema de control del déficit de la UE y, por lo tanto, sus presupuestos pueden ser bombardeados por Bruselas.
Las cuentas del Estado elaboradas por el equipo económico de Sánchez contaban con un recorte cercano a los 7.500 millones de euros. Pero no con uno adicional o incluso superior a ese volumen para reducir el déficit hasta ese 1,3% exigido por la UE. Y es ahí donde han surgido las disputas con el principal aliado de los socialistas: porque el recorte es tan brutal que resulta imposible pensar que se cumpla la agenda de gastos sociales si hay que bajar el déficit hasta ese escenario.
La realidad es tan evidente que, directamente, el propio Gobierno socialista ha incluido ya una trampa en sus cuentas: contabilizar 13 meses de IVA para hacer figurar 5.000 millones extra en los ingresos e intentar evitar así un recorte adicional de gastos. Esa partida corresponde a la anotación en 2019 de un mes de ingresos generados realmente fuera de ese periodo, cosa que Bruselas deberá estudiar porque, como es lógico, no se puede justificar en la contabilidad nacional.
Pero las tensiones y la dificultad para recortar gasto de los socialistas a causa de los compromisos con sus socios han llegado a provocar ya estas trampas. Y será difícil que encuentren una solución sin incomodar a los hombres de Pablo Iglesias.
Incumplir el mandato de Bruselas
Por eso precisamente, los economistas de Podemos han reclamado incumplir el mandato de Bruselas: anular cualquier recorte extra del gasto público porque, según sus tesis, supondría una desaceleración que agravaría más los problemas actuales.
Hay que recordar que Podemos ya puso problemas incluso para aceptar los recortes de los primeros 7.500 millones de euros. Y que en las deliberaciones y negociaciones que mantuvo con el Gobierno socialista deslizó ya su oposición a recortar la financiación de los servicios públicos básicos como Educación, Sanidad o Dependencia. Ahora, el esfuerzo pedido a los socios podemitas es exactamente del doble. Y la tensión lo será también, obviamente.
Sánchez deberá elegir. Porque cuadrar el círculo será más que difícil. Y es que si tiene que recortar más para llegar al 1,3% de déficit, resultará muy complicado asumir todas sus promesas: los pagos extra sociales exigidos por Podemos, o las inversiones extra reclamadas por los separatistas catalanes, o las obras públicas adicionales exigidas por los separatistas vascos o el resto de compromisos de gasto cerrados para contentar, por ejemplo, a Compromís en Valencia.
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